Psicología en el mundo de las organizaciones.
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miércoles, 7 de junio de 2017
sábado, 1 de abril de 2017
¿Se ha roto ya el 'techo de cristal' de las directivas en España?
A
diferencia de hace unas décadas, la presencia de la mujer en las empresas es un
hecho, siendo en algunas prácticamente igual o incluso superior a la del
hombre. Sin embargo, pese a la tendencia al alza, este hecho no se ve reflejado
en la cantidad de mujeres que ocupan los altos cargos de las compañías.
El
porcentaje de presencia femenina en los consejos de administración de las
empresas del Ibex 35 ha aumentado casi diez puntos en los últimos 6 años,
alcanzando un 19,83% en febrero de este mismo año, una cifra similar a la media
europea, según los datos del Ministerio de Igualdad. No obstante, aún queda un
largo camino para conseguir alcanzar el objetivo del 40% en los consejos de
administración, establecido en la Ley de Igualdad española del año 2007.
Dentro
del panorama internacional, España ocupa la vigésimo quinta posición en
términos de igualdad de género, según los datos reflejados en el Global Gender
Gap Report del Foro Económico Mundial. A la cabeza, se encuentran los países
nórdicos y algunas de las grandes economías de Europa. Por el contrario, la
desigualdad entre géneros queda especialmente presente en los países africanos
y en Oriente Próximo.
Diferencias entre sectores
Hay
que destacar también que la presencia de la mujer no es igual en todos los
sectores. Desde siempre, en el mercado laboral ha habido una tendencia a creer
que las trabajadoras del género femenino son más aptas para determinados
puestos, pensamiento que aún a día de hoy sigue existiendo. Algunos de los
sectores con menor presencia femenina son los de ingeniería, logística, construcción,
industria y transporte, ámbitos habitualmente ligados a los hombres. Muchas de
las empresas tecnológicas, sumamente importantes en la era digital, cuentan con
unas cuotas del 90% de hombres frente al 10% de mujeres.
Sin
embargo, y como punto positivo en el camino hacia la igualdad, desde las
consultoras de selección hemos comenzado a notar una tendencia de sectores
mayoritariamente masculinos a la contratación de mujeres. Así, por ejemplo,
dentro de las ingenierías, el sector IT es uno de los que más evidencia este
repunte, lo que puede deberse al hecho de que se trata de una de las ramas más
actuales de la ingeniería o a que consideran el aumento de la presencia
femenina un cambio beneficioso para el negocio.
En
el lado opuesto se encuentran los trabajos relacionados con recursos humanos,
finanzas, pharma, marketing y ventas, donde las mujeres tienen una mayor
presencia en los cargos directivos y su papel es más destacado. Aunque aún en
estos casos, los más altos directivos de estas áreas siguen siendo hombres.
En
cualquier caso, en este aspecto también hemos de tener en cuenta que hombres y
mujeres tienen cierta predisposición por trabajar en determinados sectores,
bien por la tradición laboral de estos a lo largo de los años o bien por otros
factores como los estereotipos sociales. Este hecho se refleja en la variación
del número de candidaturas que reciben las empresas de estos sectores por
género, llegando en ocasiones a ser esta diferencia muy significativa. Por
ello, la menor presencia femenina en puestos directivos en algunas ocasiones se
debe también a una menor presencia de mujeres en el resto de puestos de
distinto rango.
Perfil de la mujer directiva
El
perfil de edad de una mujer directiva oscila entre los 35 y 60 años, que se
enfrenta con uno de los principales obstáculos presentes en el camino al
ascenso en su profesión: la conciliación familiar y laboral, que aún se sigue
viendo como un problema exclusivo del género femenino. Si bien en los últimos
años se han realizado diversas políticas enfocadas a aumentar la flexibilidad
en este sentido y fomentar la igualdad en el reparto de las tareas con el
hombre, lo cierto es que el problema está lejos de ser resuelto.
A
todo esto hay que añadirle la dificultad de la brecha salarial. A pesar de los
esfuerzos de las Administraciones Públicas por corregir este problema, la
realidad es que los trabajos de las directivas de las empresas siguen estando
peor remunerados que los del género opuesto. Según la última Encuesta de
Estructura Salarial realizada por UGT, a inicios del año 2015, las mujeres
seguían ganando un 23,3% menos de sueldo que sus compañeros, algo que
contribuye aún más al deterioro del nivel de vida y al empobrecimiento de la
sociedad.
Por
otro lado, existen una serie de prejuicios de género en algunas profesiones que
dificultan la promoción de las mujeres a posiciones con poder de mando. El
estilo de trabajo también es distinto entre varones y mujeres, algo que no
siempre llama la atención para algunos directivos, a pesar de que se ha descubierto
que existe una relación entre rentabilidad y género, siendo las empresas con
mayor número de mujeres en puestos de alta responsabilidad o directivos las que
tienen una mayor rentabilidad.
Por
este y muchos otros motivos, el mercado laboral debe avanzar hacia la paridad,
rompiendo con todo tipo de techos de cristal, también por una cuestión de
captación del talento y porque las ventajas competitivas y estratégicas de
incorporar a quienes suponen más de la mitad de la población en España son
evidentes. Empresas con políticas de trabajo que apoyen la conciliación de la
vida laboral y familiar con ambientes menos rígidos anclados en el pasado, y
una igualdad salarial desde posiciones más bajas son pilares fundamentales que
nos ayudarán a lograr un mercado más equitativo entre géneros.
Lorena García Cuéllar, directora del Departamento de Industria de
Hutz & Posner.
http://www.eleconomista.es/emprendedores pymes/noticias/7845443/09/16/Se-ha-roto-ya-el-techo-de-cristal-de-las directivas-en-Espana.html
El acoso sexual en el trabajo: un secreto a
voces
Las mujeres que sufren episodios de acoso en el
ámbito laboral se resisten a denunciar
Cuando a Lola, enfermera, el médico le pidió que
trajera unas radiografías no esperaba lo que se encontraría en el despacho.
"En el expositor de radiografías había colocado unas fotos mías en bañador
que yo me había sacado en vacaciones", cuenta. Ella se las había mostrado
a una compañera ese mismo día, y no entiende cómo acabaron allí. Pero sí el
motivo. "Para él era una broma que hizo reír a todo el equipo, mientras yo
me avergonzaba y me sentía desnuda ante todos", recuerda. Fue eso, una broma.
Grosera, pero una broma. Como lo eran también los piropos indeseados
("¡Qué rica estás!"), los pellizcos en el culo, o las continuas manos
en el hombro que se deslizaban hasta el pecho. También los lascivos comentarios
sobre su aspecto o el hecho de que ese mismo médico le encerrase en un despacho
para lanzarle insinuaciones.
Entonces Lola tenía 24
años y se sentía víctima de bromas incómodas. Hoy sabe que lo era de acoso
sexual en el ámbito laboral, y que aquello no eran chanzas inocuas, sino
episodios de acoso que optó por acatar cambiándose de centro hospitalario.
"Jamás lo denuncié porque tenía miedo, acababa de llegar al servicio y no
sabía si me iban a renovar o no", explica, aún con rabia. El miedo a
perder el empleo es el principal factor que incapacita a quiénes lidian con
situaciones de acoso en el trabajo -mujeres, en su mayoría- y que les disuaden
de tomar medidas legales. Las denuncias por estos delitos han descendido en los
últimos años, contribuyendo a invisibilizar el problema. Un asunto que tal y
como evidenció un informe
llevado a cabo por el Consejo General del Poder Judicial, continúa
oculto socialmente, porque el clima organizacional español es aún tolerante con
este tipo de comportamientos. A pesar de que la Ley de
Igualdad de 2007 estableció protocolos específicos para la
lucha contra este tipo de abuso, cunde la sensación de que si se denuncia, la
víctima acabará perdiendo el empleo. Y si no lo hace, probablemente también,
porque en muchos casos estas mujeres acaban renunciando, camuflando su caso
dentro de las bajas voluntarias.
Acoso y pérdida de empleo
"No conozco casos en los que no se haya perdido
el trabajo finalmente. O bien por la víctima, que lo abandona voluntariamente,
o bien por la propia empresa", concuerda la psicóloga Lourdes Díez De las
Cuevas, que lleva 30 años atendiendo a mujeres víctimas de estas y otras
agresiones. Desde el Centro de
Atención a las Víctimas de agresiones sexuales (CAVAS) asesoran
a quiénes lidian con estas situaciones a diario, animándolas a que denuncien y
no solo en el ámbito laboral, sino fundamentalmente en el penal. Y lo hacen a
sabiendas de que es muy complicado que la demanda prospere: "La mayor
parte de las veces se desestima antes de que llegue a juicio, y cuando llega ya
es un éxito. Este año, por ejemplo, no han ganado ningún caso", explica.
Los motivos por los que se desestiman son variados. La
pasada semana la Audiencia Provincial de Murcia confirmó la
absolución de un encargado de El Corte Inglés acusado de acoso sexual a
sus empleadas. En esa ocasión, se estimó que las pruebas aportadas no eran
adecuadas ni concluyentes. "Se ha avanzado mucho laboralmente, pero no
penalmente. Los jueces siguen desestimando la mayoría de los casos porque se
aduce que no fue prolongado en el tiempo o por falta de pruebas",
concuerda De las Cuevas. Demostrar que el acoso se ha producido es el principal
escollo para aquellas que dan el paso y optan por acudir a la justicia. Desde
CAVAS se aconseja a las mujeres que lo documenten, o incluso que lleven un
diario donde den cuenta de los abusos pormenorizadamente. "Pero muchas
veces la prescripción, desde el punto de vista de salud, es que dejen el
trabajo. Porque mantenerse ahí sería como tener cáncer y seguir fumando",
apoya la psicóloga. Los cuadros de ansiedad y estrés postraumático son habituales
entre quiénes sufren acoso sexual en sus puestos profesionales.
"El problema, además, es que por ejemplo las
grabaciones de los acosos muchas veces no se admiten en los juicios",
subraya Mari Ángeles De la Hoz, terapeuta del centro. "Es verdad que un
buen testimonio de la mujer y una buena elaboración de un informe médico
influyen, pero al final lo que te piden en juzgado son pruebas. Y claro, de eso
generalmente no hay pruebas. Acaba siendo la palabra de ellas contra la del
acosador". ¿Denuncie o no denuncie la víctima acabará perdiendo el
trabajo? "Desgraciadamente y siendo realistas es así. Pero la única vía
para continuar haciendo presión es denunciar", apostilla.
El poder del entorno y la falta de colaboración
Cuando Lola sufría los acosos constantes de
superiores, se sentía sola. Con el tiempo, empezó a sentirse también culpable:
"Muchas veces estas conductas se daban delante de los compañeros y nadie
decía nada, y eso influye mucho, porque te parece que eres la única que le ves
gravedad al asunto", explica. Eso trasladó la responsabilidad a ella
misma. Empezó a ponerse más ropa debajo del pijama hospitalario para evitar
alusiones a su aspecto, y a escoger al milímetro cada prenda y cada risa para
evitar ser foco de atención. "Me generó una sensación de agobio absoluto,
porque me sentía culpable de lo que me estaba pasando", explica.
Algo que también cumple con los parámetros detectados
por los profesionales que tratan a las víctimas de acoso. "Lo más habitual
es que el contenido sexual vaya aumentando a lo largo del tiempo. En el primer
momento pasa muy desapercibido, porque ¿hasta dónde es una broma o es un acoso?
¿hasta dónde es una anécdota y estás exagerando? Lo que pasa es que no se queda
ahí, sino que va progresando en contenido sexual. Y entonces es cuando la
víctima se acaba culpabilizando. Es una tela de araña perversa", evalúa De
las Cuevas.
Coinciden en que la colaboración del entorno laboral
es tan fundamental como inexistente. En la mayoría de denuncias presentadas, el
entorno profesional de la víctima ha decidido permanecer en silencio. Las
apoyan en privado, pero cuando la cuestión llega a los tribunales optan por
evitar las represalias laborales que a ellos les pueda acarrear. "Lo
habitual es que dentro de las empresas, las conductas de acoso sean secretos a
voces, que siempre presencia alguien. Pero en todos los casos que hemos
llevado, jamás hemos encontrado que a la víctima le ayuden los
compañeros", revela la psicóloga.
"Si me hubiera ocurrido ahora, habría denunciado
sin dudarlo", dice Lola. La enfermera opina que se necesita más debate
público sobre el asunto, para sacarlo de la
esfera de lo privado. "Esto sigue sucediendo en este sector y
en otros, porque así me lo han transmitido muchas personas. Pero hay mucho
miedo a hablar", asegura. De hecho, ni siquiera cuando logran superarlo,
quieren compartir su testimonio: "Estas víctimas no salen indemnes. Suelen
arrastrar secuelas para el futuro que les afectan en los siguientes trabajos.
Una de las mujeres que tratamos quedó incapacitada para desarrollar trabajo con
hombres en la misma oficina", cuenta De las Cuevas. Otra de ellas, según
explica la terapeuta De La Hoz, "se bloqueaba cada vez que tenía que subir
a un ascensor con más personas".
Ante un escenario tan desesperanzador, los
profesionales del ámbito insisten: es preceptivo denunciar. Equiparan los casos
de violencia de género, donde, a fuerza de denuncias se ha logrado también una
mayor concienciación social, que ha redundado en beneficio de las víctimas de
estas agresiones. "Socialmente y legalmente se ha avanzado mucho en el
campo de la violencia doméstica porque se hizo mucho énfasis en denunciar. En
el campo del acoso laboral la vía debería ser la misma", dice De Las
Cuevas; que también resalta la necesidad de más campañas de concienciación para
sensibilizar, y para que más mujeres sean capaces de identificar que lo que les
ocurre a diario, es acoso sexual.
http://elpais.com/elpais/2016/09/23/actualidad/1474651280_624353.html
IMPORTANCIA DE LA MOTIVACION LABORAL
La empresa es un ente que
por si solo nunca puede alcanzar sus objetivos ya que siempre necesita personas
que la ayuden a lograr sus metas.
La empresa necesita
personas para que funcione de forma normal, pero si lo que desea es que
funcione de forma excelente esas personas necesitan estar motivadas. Por ello,
es en la motivación del empleado donde la empresa obtiene la clave del éxito y
los máximos beneficios económicos.
Cuando el empleado entra en
una fase de desmotivación, empieza a perder el entusiasmo y la ilusión con la
que empezó el primer día. Su rendimiento empieza a verse reducido y la calidad
del trabajo que realiza queda afectado y por tanto empiezan a cometer
ineficiencias por la falta de atención hacia las tareas a realizar.
La palabra Motivación
deriva del latín Motivus, que significa
“causa del movimiento”, el concepto motivación lo conforma la palabra MOTIVO y
ACCION, eso significa que para que un empleado se encuentre motivado y este
comprometido con la empresa y rinda al 110% debe tener un motivo que lo lleve a
la acción.
Existen varios motivos
posibles, como no sentirse bien remunerado, la mala relación con el superior,
con otros compañeros o cliente, la falta de reconocimiento, la falta de
desarrollo profesional, la rutina, los problemas personales, etc.
Para enfrentar a esta
situación debemos volver a crear la ilusión del primer día en el empleado,
volver a enamorarlo, entusiasmarlo y ayudarle a encontrar el MOTIVO que lo
lleve a la ACCION.
Sugerencias que pueden
mejorar esta situación son:
1.- Mejorar la comunicación entre empleados y empresa
2.- Respeto mutuo
3.- Buscar la conciliación entre trabajo y familia
4.- Reconocer el trabajo de los empleados
5.- Mostrar interés por las necesidades del empleado
6.- Establecer retos constantes para evitar la rutina
7.- Crear equipo
8.- Instaurar entrevistas personales y evaluación de satisfacción.
Con pequeñas acciones se
puede lograr aumentar de forma significativa el nivel de motivación de los
empleados. Como punto principal se encuentra la comunicación, ya que la
comunicación es la base principal sobre la que se sustenta el que las personas
se sientan realmente motivadas, saber comunicar correctamente evita malos
entendidos, crea confianza, establece vínculos, genera entusiasmo y establece
lazos de unión más que cualquier otro medio.
Cuando no se realiza una
comunicación efectiva en la empresa el empleado puede tener un sentimiento de
falta de pertenencia a la empresa y reconocimiento, sumándose la falta de
interés por su trabajo.
Una buena comunicación
reforzará los pilares de la motivación del empleado, proporcionándole el MOTIVO
que necesita para pasar a la ACCION y permitiendo que estos recobren su
entusiasmo y compromiso, elevando así las posibilidades del éxito de la
empresa.
Bibl.: http://www.eoi.es/blogs/madeon/2013/03/11/importancia-de-la-motivacion-laboral/
¿Por qué es importante manejar
los conflictos dentro de un equipo de trabajo?
El conflicto forma parte de nuestra vida
diaria, esto debido a que somos seres humanos con diferentes maneras de pensar
y actuar. Como vivimos en sociedad, debemos saber llegar a consensos con las
personas que nos rodean, especialmente cuando estamos en un ambiente laboral. Una tarea fundamental que tenemos al ser líderes en una organización es
mantener la armonía dentro de nuestra empresa, para hacerlo debemos conocer sobre el manejo de conflictos.
¿Qué es un conflicto? Es una situación
de tensión que se genera en una relación cuando una persona solo intenta
atender sus propias
necesidades y expectativas y no las de la otra
parte. Conocer cómo manejar y resolver conflictos nos permitirá desarrollarnos
no solo en el área laboral sino en todas las áreas de nuestra vida.
En las organizaciones en donde el trabajo en equipo es parte del día a día, es común que surjan conflictos debido a las
distintas personalidades que deben trabajar en conjunto. Existen ciertos
síntomas cuando se presenta la posibilidad de que haya algún problema entre los miembros de un equipo:
- Se muestran
impacientes unos con otros.
- Se contradicen entre
sí.
- Atacan las ideas del
otro.
Los conflictos impiden que la empresa
alcance sus objetivos ya que perjudican la productividad de los empleados. Para poder
solucionarlos, primero debemos identificar de qué tipo es:
· Intraindividual: el conflicto dentro del individuo ocurre
cuando la persona persigue objetivos diferentes a los de la organización,
cuando no sabe con qué trabajo debe cumplir o cuando debe hacer más de lo que
es capaz de realizar. Este tipo de conflicto influye en la manera en que el
individuo responde a otros tipos de conflictos.
· Interindividual: es el conflicto que existe entre
individuos de la misma organización debido a diferencias en la personalidad o
presiones referentes a sus roles.
· Intragurpal: El conflicto entre individuos y grupos
se relaciona con la manera en que las personas manejan las presiones dentro de
su grupo de trabajo.
· Intergrupal: Se presenta entre grupos dentro de la
empresa y proviene de los diferentes intereses que persigue cada departamento.
Para resolver un conflicto debemos tomar en cuenta las habilidades
de cada una de las partes como son la comunicación, negociación, empatía,
asertividad, escucha activa, el manejo del estrés y de las emociones, esto
impactará la forma en que se maneje el conflicto. Si estamos a cargo de un equipo de trabajo es fundamental que conozcamos como
resolver cualquier problema que se pueda presentar entre sus miembros, esto nos
permitirá mantener la armonía en el ambiente laboral y así alcanzar todos nuestros objetivos.
Bibliografía: http://blog.posgradostec.info/item/por-que-es-importante-manejar-los-conflictos-dentro-de-un-equipo-de-trabajo.html?id=5400
domingo, 5 de marzo de 2017
Las estadísticas demuestran la expansión de la clase baja y de la pobreza
Todos los
indicadores muestran que el empleo que se está generando es de peor calidad que
el que destruyó la crisis. El nuevo empleo es tan precario que en España y en
toda Europa se ha generalizado una nueva categoría laboral: la de los
“trabajadores pobres”, a imagen de los tristemente célebres working poor
estadounidenses.
Esta
nueva categoría de trabajadores es la consecuencia de las políticas aplicadas
para salir de la crisis que han rescatado el término “estancamiento secular”,
acuñado en 1938 tras la Gran Depresión. Un paradigma de reducción del desempleo
sin reducir la pobreza. ¿Qué define a los trabajadores pobres? Trabajo
precario, temporal, inseguro, sumergido, fraudulento como los cientos de miles
en nuestro país con contratos basura en ETT camuflados en supuestos
“proyectos”.
¿A qué se
debe este aumento, particularmente acusado en EE UU? En primer lugar, a la
pérdida de poder de negociación de los trabajadores provocada por la
legislación y prácticas antisindicales, y la débil defensa de los derechos
laborales. A continuación, a un salario mínimo en caída libre sin justificación
económica, como muestran los estudios comparativos de los mismos empleos y
salarios en diferentes países. En tercer lugar a la depauperación y pérdida de
poder adquisitivo de la clase media incapaz de mantener los empleos que
dependían de su capacidad de gasto. Por último, a que desde la reforma de las
políticas de bienestar estadounidenses de 1996 (Welfare Reform), las ayudas
sociales y complementos de bienestar pueden recibirse mientras se trabaja (para
incentivar la búsqueda de empleo, se dijo).
Las
deficiencias institucionales hacen que el mercado asigne predistribuya una
creciente proporción de renta hacia las élites.
¿Cómo se
ha llegado hasta aquí? Casi nadie discute ya la obsolescencia e incapacidad de
la política económica poscrisis, un esquema que conduce al estancamiento. A
pesar de la contundente evidencia que se iba acumulando, la crítica a la
austeridad no prosperó hasta que se demostraron los errores de cálculo de los
multiplicadores fiscales que miden las consecuencias de los ajustes fiscales.
En nuestro país, la derecha todavía reivindica el falso “milagro económico” de
la burbuja que provocó la pérdida de un ciclo económico completo, el 1993-2008.
Sin consenso sobre el diagnóstico, ¿cómo va a haber acuerdo sobre la respuesta?
Las
estadísticas y numerosos estudios demuestran la acumulación de renta y riqueza
en los percentiles más altos, la transferencia de renta desde abajo y el centro
hacia arriba, y el hundimiento de la renta media y mediana. En definitiva, la
paulatina desaparición de la clase media y la expansión de la clase baja y la
pobreza.
La
desigualdad no solo debe ser combatida por sus destructivas consecuencias
sociales, sino porque es el factor con cada vez mayor repercusión sobre el
crecimiento y por su contribución al estancamiento. A más desigualdad menores
salarios, mayor descapitalización de los trabajadores, aumento del desempleo
estructural —o que se conoce como histéresis— y menos demanda.
El
aumento de los trabajadores pobres y de la desigualdad son la consecuencia del
marco institucional y de las reglas de mercado condicionadas por los poderes
económicos: las modalidades de contratación en el mercado de trabajo, la
financiarización de la economía, y la estructura de la propiedad —la de la
propiedad intelectual permite eternizar determinadas rentas monopolísticas—.
Este ordenamiento es la causa de que el mercado asigne o “predistribuya” una
creciente proporción de renta hacia las élites.
Los cambios
en el marco institucional deben tener en cuenta sus consecuencias sobre la
desigualdad y la pobreza, siempre. En España, por ejemplo, al analizar
propuestas como la del “complemento salarial”. Pues bien, en Estados Unidos ha
quedado demostrado que complementar infrasalarios con ayudas condena a la
pobreza extrema a los trabajadores que no pueden acceder a dichos complementos
—jóvenes, personas sin hijos o que viven solas—, e incentiva la generalización
y mantenimiento de esos infrasalarios. Ello ancla a todos esos trabajadores en
la pobreza, reciban o no ayudas, en vez de contribuir a que abandonen esa
situación. De facto se subsidian salarios de miseria en importantes sectores.
Desde
1996 el número de pobres no se ha reducido en EE UU, simplemente hay menos
pobres parados y más pobres ocupados. Los críticos de aquella reforma defendían
la incompatibilidad de salarios y ayudas con el objetivo de convertir el empleo
digno y con derechos en la principal herramienta de lucha contra la pobreza, y
tenían razón.
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